viernes, 24 de enero de 2014

TAL COMO ERAN (1)


¿ADIVINAS QUIENES SON?

















1.Audrey Hepburn 2. Barbara Stanwyck 3.Bette Davis 4.Catherine Deneuve 5. Clint Eastwood 6. Gerard Depardieu 7. Jack Nicholson  8. Ingrid Bergman 9. James Dean 10. Meryl Streep 11.Rita Hayworth 12. Sean Connery 13. Sigourney Weaver 14. Steven Spielberg 15. Woody Allen

lunes, 13 de enero de 2014

EL TIEMPO QUE YA NO VOLVERÁ

(Lo que queda del día- James Ivory-1993).


En 1993, un año después del éxito de la, en mi opinión, sobrevalorada "Regreso a Howards End", el director británico James Ivory, realizó esta adaptación cinematográfica de la novela homónima del anglo-japonés Kazuo Ishiguro, sobre la vida de un mayordomo, el Sr. Stevens (magistralmente interpretado por Anthony Hopkins, también un año después de su Hannibal Lecter de "El silencio de los corderos") que sirve en Darlington Hall,  una enorme mansión de la campiña inglesa, durante toda su vida, y la relación de éste con el mundo que le rodea: con sus señores, con su padre y sobre todo, con la Srta. Kenton (Emma Thompson) el ama de llaves de la que estuvo secretamente enamorado. 


Lo que queda del día (cuya traducción literal del inglés "The remains of the day" viene a ser Los restos del día) es una historia sobre el tiempo. Por un lado, ese tiempo imperturbable, detenido, angustiosamente rutinario del trabajo de sirviente; por otro, el del tiempo que se nos fue y que ya no volverá, el de las opciones que dejamos atrás, el del tiempo que fija el camino vital elegido y que ya no brinda una segunda oportunidad y por supuesto, sobre el tiempo al que se refiere el título, esos pequeños momentos que nos quedan al finalizar el día, cuando nuestros deberes están ya hechos y nos quedamos a solas con nosotros mismos y nuestros pensamientos. Además de ser una historia de sentimientos, de amor reprimido, encerrado en el interior como si de un pájaro en una jaula se tratase. Es una película exquisita, sublime, que representa a la perfección la sociedad británica más tradicional, esa que tan bien conocen aún los ingleses de hoy en día, de señores y sirvientes, un "arriba y abajo" hecho película, donde se refleja el día a día de los dos mundos tan diferentes pero que habitan bajo los mismos muros, sus puertas camufladas para permitir al servicio entrar y salir del mundo señorial, de los acontecimientos históricos en los que todos se ven envueltos, la educación rígida e intachable bajo la que se desenvolvían...




Al empezar la película, han pasado ya más de 20 años desde que el Sr. Stevens y la Srta. Kenton trabajaran juntos en Darlintong Hall, pero entre ellos aún queda parte de ese vínculo que los mantuvo tan unidos a la par que tan distantes durante sus años de convivencia en la mansión. Ella decidió a tiempo llevar otro camino que la hiciera más feliz que estar por siempre bajo los yugos del trabajo. Él, sin embargo, sigue siendo el mayordomo de Darlintong Hall, aunque ahora al servicio de otro señor. Deciden encontrarse de nuevo, y en su camino, El Sr. Stevens echa la vista atrás, rememorando durante largos flashbacks los días dorados de la mansión y de los errores cometidos en su amistad con el ama de llaves. 




Lo que queda del día, es una de las más grandes historias de amor del cine actual. Rodada con lentitud, su ritmo suave nos ayuda a conocer a sus personajes, a descubrir los detalles de un amor callado, de una pasión contenida, mediante miradas, silencios, comentarios cómplices, pero sin ningún tipo de declaración amorosa en ningún instante. Es la historia melancólica y gris, de un hombre dedicado con sacrificio y lealtad, en cuerpo y alma, a lo único para lo que posiblemente había sido educado: el deber, mostrando una neutralidad gélida hacia los momentos más emocionales de la vida: la muerte de un padre, el enamoramiento... El papel del Sr Stevens, como dije más arriba le sentó como un guante a Anthony Hopkins, componiendo un personaje frío en apariencia pero lleno de matices ya que con su mirada azul y acuosa refleja esa pasión reprimida del mayordomo hacia su partenaire, una Emma Thompson brillante en su papel del ama de llaves, una mujer en principio,casi tan reprimida como el Sr Stevens pero que decide envalentonarse para huir de esa vida que tan vacía la hace sentir.


La música y la perfecta ambientación de la época,los años 30, cuidada hasta el más mínimo detalle, ayudan a dotar de mayor credibilidad las magistrales interpretaciones de su pareja protagonista, acompañados por rostros tan conocidos como Hugh Grant, Christopher Reeve o James Fox. Una película británica exquisita que guarda una de las escenas de amor más aplaudidas de los últimos años (aquella en la que Emma Thompson le arrebata un libro a Anthony Hopkins) que invita a sentir incluso a los menos románticos y sobre todo, a darnos cuenta de que nunca deberíamos sacrificar nuestras vidas, de que las oportunidades pasan y nunca más regresan. 

Maravillosamente triste.

sábado, 4 de enero de 2014

UNA ACTRIZ, UN PERFUME.



En estas fechas navideñas, con los regalos de Reyes a la vuelta de la esquina, abundan los anuncios de colonias y perfumes, protagonizados en su mayoría por grandes estrellas de Hollywood,; todos los años, las grandes casas de perfumería, contratan a alguna actriz carismática para que sea la imagen de su nueva fragancia. 

Pero el hecho de asociar un perfume a una actriz o actrices concretas, no es algo de la actualidad, en el cine clásico, las estrellas ya hacían famosos a los perfumes más prestigiosos. Y es que si el celuloide ha sido siempre una fábrica de diosas y de sueños inalcanzables, los grandes perfumes, siempre han tratado de evocar eso mismo, en una palabra: Glamour.



Rita Hayworth perfumándose.

¿Sabéis cuáles eran los perfumes favoritos de las estrellas clásicas?


"- ¿Qué se pone para dormir?
- La radio y unas gotas de Chanel nº5"

Aquel día Marilyn Monroe inmortalizó para siempre el perfume más famoso de la historia,después de ella, miles de actrices han sido imagen del mismo perfume, aunque veo que en los últimos años, Chanel ha vuelto a recurrir a la rubia de oro y a su legendaria frase para promocionar su fragancia estrella.


Catherine Deneuve, otra rubia de oro que olía a Chanel.

Las damas de Givenchy


 Audrey Hepburn y Bette Davis
 Nathalie Wood prefería Greed de Jasmal
 Y la divina era incondicional del Ven Vert de Balmain.


Y los perfumes Grés, no dudaron en utilizar su imagen...




Uno de los perfumes estrella entre las damas del cine dorado de Hollywood, fue el Mitsouko de Guerlain, varias fueron sus devotas seguidoras, entre ellas:

Jean Harlow


Elizabeth Taylor


Ava Gardner



Katharine Hepburn, también olía a Guerlain, pero ella se decantaba por el Vol de Nuit.



Liz Taylor, también inspiró la fragancia White Diamonds.


Y sobre fragancias actuales, me ha gustado el post publicitario de este año del J´dore de Dior, con la bella Charlize acompañada por divas de antaño como Grace y Marilyn.


Y la Miss Dior, Natalie Portman.

viernes, 3 de enero de 2014

CUANDO EL AMOR DESCIENDE A LOS INFIERNOS.

(Lunas de hiel- Roman Polanski-1992)



Probablemente esta sea una de las películas más impactantes y duras de asimilar que haya visto en mucho tiempo. Una historia cruel sobre la degeneración de una pareja hasta los límites más repulsivos para el ser humano, que deja un sabor amargo, a esa hiel que acompaña al título, una sensación de desconsuelo acerca de la pasión y del amor y cual fina es la línea que separa ambos de la depravación y del odio.

Sólo un director con la trayectoria cinematográfica y sobre todo vital de Roman Polanski, podría representar con tanta sinceridad y crudeza, una historia semejante. Protagonizada por su segunda mujer, una bellísima, joven y subyugante Emmanuelle Seigner, inmensa en su papel de Mimi y un oscuro y atormentado Peter Coyote, éstos componen una pareja cuya relación, es el núcleo central de la película, una historia descarnada sobre dos personas que, del amor platónico, pasan a la pasión más desbordada, de ésta a la depravación y al masoquismo, continuando con la dependencia para desembocar finalmente en la humillación y la degradación más absoluta de lo que un día pudo llamarse amor.



La película arranca en un crucero hacia la India, donde un insípido matrimonio inglés, Nigel y Fiona (Huhg Grant y Kristin Scott Thomas) ávido por salvar un matrimonio abocado a la rutina, conoce y traba amistad con la oscura pareja formada por Óscar, un paralítico escritor americano y Mimi, una espectacular bailarina francesa (Coyote y Seigner). Nigel, fascinado por la muchacha, se escabulle y adentra en la historia de la relación de la joven con el escritor, que este último le irá relatando en clandestinas reuniones a modo de catarsis. El joven inglés a pesar de escandalizarse por la descarnada descripción de las intimidades amorosas y sexuales de la extraña pareja, cada vez se sentirá más atraído por Mimi, hasta el punto de cuestionarse su matrimonio con Fiona.



De esta manera, mediante continuos  flashbacks, Óscar va desgranando todo los detalles de su relación con Mimi, cómo la conoció y cómo se enamoró de ella al instante, el romanticismo casi infantil que nació en su primera cita, y cómo la pasión descontrolada va dando lugar paulativamente a la completa degradación emocional y física que acaba capturando a la pareja y aquellos que la rodean. Lunas de hiel, no deja de ser una historia de dependencias: la que sufre Mimi por Óscar, la que sufre Óscar por Mimi y en la que queda atrapado Nigel por este extraño matrimonio. Una historia de dependencias repleta de crueldad y locura y bañada de humor negro, en la que los roles de víctima y verdugo se van intercambiando durante todo el desarrollo de la historia. Y también es un relato lleno de contrastes:El de las primeras escenas de amor de los protagonistas con las últimas, es espeluznante  y también el contraste entre las dos parejas, una tan anodina, tan normal, la otra tan macabra. Y sobre todo el contraste de sensaciones que inspira el papel de Emmanuelle seigner, tan joven y sensual, con esa cara de mala que siempre ha tenido, de dominatrix, pero a la vez supurando vulnerabilidad por todos sus poros, de diosa totalmente solícita y rendida a los pies de su dependencia, Peter Coyote.


Una historia enfermiza, con un final impactante, no apta para corazones y almas sensibles, o puede que sean precisamente éstas quienes más sientan con esta película.

Una de las más grandes, personales e incomprendidas obras de Polanski.

“- Tengo una mala noticia y una buena. Tienes parálisis permanente de cintura para abajo. 
- ¡Qué bien!. Ahora, ¿cuál es la buena? 
- La buena era esa. La mala, es que a partir de ahora, yo voy a cuidar de ti.”